Mi amiga Clara es un cañón de mujer. Su pelo castaño, largo y voluminoso, sus piernas siempre visibles debido a su corta ropa, sus pechos asomados levemente con un breve pero eficaz escote…Clara es el sueño erótico de mis amigos, ellos me lo confiesan sin pudor.
Salir con ella es como volverse invisible, nadie me ve, acapara todas las miradas pero eso a mí no me importa porque la adoro, es buena niña. Cuando nos juntamos y nos ponemos al día de nuestras cosas, la complicidad fluye.
Hoy quería contarle algo que me había pasado recientemente: conocí a un hombre al que le tenía tantas ganas como miedo, miedo porque me gustaba y atraía de tal manera que me tenía loca.
Clara abría los ojos con cada detalle que le contaba, parecía que ella misma se iba contagiando de mi entusiasmo a medida que respondía a sus preguntas,…
- Sí, sí es muy guapo, ojos grandes y hermosos, canoso, sensible, divertido, interesante, sensual, derrama lujuria con cada gesto y un cuerpo…! a todo lo que le decía ella exhalaba Hummmmmm….le enseñé una foto que me hice con él en un evento y ella lo imitó, me cogió por la cintura pero en vez de mirar a la supuesta cámara se acercó a mi cara.
- ¿No te besó?
- Mujer, no era el momento ni el lugar, le dije.
- Yo te hubiera besado….dijo ella dándome un piquito.
Ella solía dármelos muy de vez en cuando…y yo, aunque me cortaba, no le daba importancia. Seguía con mi relato, iba a contarle mi primer beso con él pero la veía demasiado metida en la historia.
- Venga tía, ¿cómo fue? Ella seguía sin soltarme…
- Pues en plena calle, en pleno centro, casi entrando en Campana… al despedirnos falsamente porque en la despedida estaría el beso que lo iniciaría todo, primero un beso suave en la mejilla, y de pronto, como un poderoso imán un beso apasionado y frenético. Clara no lo dudó e imitó a mi deseado amante. Esta vez no fue un ‘piquito’ me besó por derecho. Nunca me había besado una mujer, era algo extraño y totalmente nuevo para mí. Su boca era suave, dulce y muy húmeda, parece una tontería, todas las bocas son húmedas, pero los besos de Clara los recuerdo húmedos, tremendamente húmedos.
- Qué ganas tenía de besarte, me dijo.
Yo estaba sorprendida de su reacción y, sobre todo, de la mía: me había encantado.
- Clara….Clara… no sé…..
Me selló los labios con otro beso, éste más acompasado, su lengua la sentía en mi interior y me daba un placer nuevo y desconcertante para mí. Me relajé, empecé a abrazarla.
No quise pensar que esto era una locura. Es mi amiga, no puede pasar nada malo, me convencí. Todo en ella es ternura, sus caricias me gustan, me calman. Desnudarme y quitarle la ropa es agradable. Dos mujeres abrazadas. Abrazadas y desnudas. ¿Hay algo malo en ello? Sus manos repasan mi cuerpo que se roza con el suyo. No paramos de sonreír, mi lengua dibuja sus pechos. No podía imaginar que pudiera ser tan agradable lamer y acariciar a una mujer y viceversa. Placer absoluto. Todo puede ocurrir un día si tienes la amiga adecuada.
1 comentario:
nunca hay que decir que no, a las nuevas experiencias. me gusta el relato.
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