jueves, 29 de noviembre de 2012

LA LEONA HERIDA por R.R.




Estoy en el British Museum, pero no estoy aquí. Estoy en la sala de los bajorrelieves asirios pero mi mente y mi cuerpo se encuentran en una alcoba escondida a miles de kilómetros de distancia. La leona herida que estoy viendo huele a hembra. Sus caderas son de piedra esculpida. Soy yo quien la hiere con la flecha que guardo entre mis muslos. La tengo paralizada. Sus muslos no pueden moverse. Sus manos, garras crispadas, arrugan la sábana. Su melena, más propia de león macho que de hembra, es rubia como el sol del mediodía que luce tras la ventana. Ruge cada vez que la acometo con una embestida. Se duele de placer por dentro. La estoy escuchando aunque el vigilante no lo perciba. Entonces me doy cuenta de que el herido soy yo. Me está matando con su belleza, y no puedo hacer nada por impedirlo. Ni quiero.

lunes, 26 de noviembre de 2012

BLANCO SOBRE BLANCO por Sodoma



Una impúdica caricia. El roce, intencionado quizás, por mi bragueta. Temperatura insomne que perturba el sueño. Pesadilla de fuego en la entrepierna. No se esfuma aquella imagen de la cabeza. De las dos, aunque ahora sólo recuerda la que cuelga. Historia de un impar buscando escondite donde desahogar la abultada fiera. Malestar de cargar a diestra o siniestra. Bestia de imprevisto despertar que ruge por una mano compañera. Solidarios cinco dedos que la exaltan. Plenitud de grandeza. Bicho viviente. Ritmo acompasado que no atempera. Muñeca dislocada. Brillante glande enrojecido. Cañón que empopa a toda vela. El vaivén se ha detenido. Rugir de venas. La descarga ha valido algún gemido sin sordera. Todo se esparce. Un kleenex alberga la huella que queda. Al final, blanco sobre blanco.

sábado, 24 de noviembre de 2012

CAMEO



Entrar casi sin avisar. Parecer prescindible. Mostrar y enseñar sólo lo necesario. Observar. Mirar. Contemplar. Sugerir. Insinuar. Actuar. Sobre las sábanas blancas. Sobre el sillón barroco. Bajo la sensual ducha. Sobre la fría reja del balcón. Sobre la cálida alfombra. Unas veces encima y otras debajo. Dando y recibiendo. Haciendo y dejándose hacer. Anhelando. Gimiendo. Casi gritando. Dejarse ir. Contenerse. Explayarse.  Correrse…   
No decir los nombres, que los nombres se olvidan.

sábado, 17 de noviembre de 2012

AMANTE DOBLE por Cari de la Fuente



Decía flor y se abría mi rosa secreta. Decía olor y sentía su aliento entre mis muslos. Decía espiga y se mojaba el vello con el agua de su boca y con la miel de mi panal secreto. Decía vértigo y mi vientre se desplomaba en una caída libre que me llevaba a las alturas. Me hablaba y me recorría con su lengua al mismo tiempo. Nunca supe cómo pudo hacerlo. Era un mago, un nigromante, un ilusionista que no dejaba de entrar en mi mente con su lengua mientras lamía mi clítoris con su poesía. Ahora todo es distinto. Unos me regalan el oído mientras arde mi vulva. Otros me comen entera en el silencio hueco del deseo carnal. Pero nadie me ha hecho vibrar por dentro y por fuera al mismo tiempo. Su lengua no es bífida, pero es capaz de bifurcarse en palabras y lamidos. Cada noche añoro su presencia furtiva. ¿Volveré a escuchar una metáfora mientras vibra el botón donde se aprieta el gozo? Sus labios son palabras. Y viceversa. Eso es lo máximo. Por eso amantes habrá, pero como él, ninguno.

domingo, 11 de noviembre de 2012

EL SEXO DE LOS ÁNGELES



Muchas noches pensé si eras trono, dominación, virtud, potestad, querubín o serafín. Llegabas en silencio, en el suspiro de un vuelo etéreo, confundido con las sombras y revestido de tu iconografía angelical. Puro tópico. Me susurrabas músicas celestiales y llenabas mis oídos de aquello que yo quería oír. Quizás así me conquistaste para tus cielos… Caía la noche y yo sabía que eras mi guardián, ángel de mis sueños, dulce compañía. Llegabas, callabas y mirabas. Y en un aleteo rápido, huías hasta los cielos de otras moradas… Hasta que te comprendí. Y te esperé. Y llegaste. Y te miré. Y me acaricié. Y me desnudé. Sin tapujos ni complejos. Mis braguitas descendieron lentamente de los cielos a la tierra. Desnuda frente a ti. Y me mostré. Y me dejé. Y me abrí. Y me llené. Y me callé. Y controlé. Y sucumbí. Y grité. Y me dejé. Y me corrí. Y ascendí. Y descendí… Un vuelo que me llevó a las más vertiginosas de las alturas… Ahora estoy en la más placentera de las estabilidades. Siento que lo he comprendido. Porque lo he vivido. Porque lo he sentido. Porque la humedad que se derrama de mi sexo así me lo recuerda… Esta noche no he notado que tuvieras alas.  

sábado, 3 de noviembre de 2012

SILENCIOS QUE ACOMPAÑAN por Bergamota.




Despierto en medio de la noche, te pienso  pero no estás a mi lado. Me quedo un tiempo sintiendo el silencio que me acompaña, y el mismo que me lleva a indagarte.

Mi  mente te busca y sabe donde encontrarte, tu cara me sonríe al verme cubierta por una de tus camisas, conocedor de que debajo no hay ninguna prenda, encuentras sólo  unos ojos verdes, los  labios deseables que te gustan  y una melena enredada; un sólo botón abrochado que adivina uno de mis pechos  te embriagan, dando lugar a uno de esos besos lentos que siguen cortejándome, nuestras bocas se exploran y ambas lenguas se deslizan inundado el espacio  de la otra.

En este tenue y oscuro silencio, buscas mi cintura, agarrándome como puedes juegas con esa línea que tanto te gusta y donde me acaricias.

Nuestras bocas empiezan a abandonarse en ese placer, mis pechos desnudos se cobijan en tus manos. Besas mi vientre deseable, para continuar bajando por un pubis desprovisto de vello. Ahí, comienzo a palpitar por una lengua ávida y venenosa, mi respiración que se entrecorta, no tardamos en sentir esas contracciones de goce; en el silencio,  sé que me quieres dentro, pero no sé ya si es una Orden o un Deseo.