Una impúdica caricia. El roce, intencionado quizás, por mi
bragueta. Temperatura insomne que perturba el sueño. Pesadilla de fuego en la
entrepierna. No se esfuma aquella imagen de la cabeza. De las dos, aunque ahora
sólo recuerda la que cuelga. Historia de un impar buscando escondite donde
desahogar la abultada fiera. Malestar de cargar a diestra o siniestra. Bestia
de imprevisto despertar que ruge por una mano compañera. Solidarios cinco dedos
que la exaltan. Plenitud de grandeza. Bicho viviente. Ritmo acompasado que no
atempera. Muñeca dislocada. Brillante glande enrojecido. Cañón que empopa a
toda vela. El vaivén se ha detenido. Rugir de venas. La descarga ha valido
algún gemido sin sordera. Todo se esparce. Un kleenex alberga la huella que
queda. Al final, blanco sobre blanco.
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