lunes, 26 de septiembre de 2011

CLASES PARTICULARES

“Con un seis y un cuatro pinto tu retrato”.

“No seas niño chico, que ya no tienes edad”.

Te juro que todo empezó así. Sin más. Llegó puntual y con exactitud matemática. Como correspondía. Sus curvas tangenciales me llevaron a una infancia de números y tablas cantadas. Por eso lancé la estúpida frase. Por eso cambió los números de mi calendario. Sobre el papel me habló de infinitos, de derivadas, de senos y cosenos, de integrales y de límites que tienden a cero… ¡Qué sé yo! Mi mente sólo pensaba en salirse por la tangente y en la soledad mal entendida de los números esos que llaman primos. Para primo, yo. Debí haberla entendido cuando me habló del cero y el uno, de los números complementarios y de no sé cual teoría matemática. Afortunadamente, hablábamos de clases prácticas. Comencé a entenderlo cuando derivó sus manos por mi entrepierna. Del cero al infinito. Elevación a la máxima potencia. Y la trigonometría la llevaba chuleteada en su cuerpo. Una estupidez de ese tipo me dijo al desabrocharse el sujetador. Mientras tocaba aquellas curvas simétricas lo comprendí todo. Eran inabarcables, como una potencia elevada a la máxima expresión. Del papel pasamos a la cama. Su desnudo y el mío se hicieron integrales. Otra clase práctica. Me susurró algo sobre la complementariedad de los números antes de tragarse todo mi sexo de un solo lametón. No me quedó más remedio que corresponder. La humedad de sus labios mayores y menores se quedó recogida en mi lengua. Una unión perfecta. Sin límites. Dos complementarios que se unían y que llegaban al infinito…

Te juro que fue así. Sin más. Tan sencillo como lo del seis y el cuatro. Los cambié por un seis y un nueve. Cuestión de edad: ya no soy un niño chico.

jueves, 22 de septiembre de 2011

APARIENCIAS

Me encanta internet. Es un mundo de apariencias. El único lugar donde eres lo que no eres. Depende del día y de la apetencia, como los buenos polvos. Algunas veces he sido un adolescente imberbe, etiquetado como buscador de esa enigmática primera vez. Las vuelve locas. En otras ocasiones me envolví con la carga de años que no tengo y me vestí con la experiencia que me falta. Un maduro interesante con mucho que enseñar. También tiene su público... Pude decir que los dieciocho estaban recién cumplidos, que la veintena comenzaba, que la cuarentena rondaba o que la cincuentena quedaba lejana. Que más daba… Si la ocasión lo requería podía alardear de tableta de chocolate o de atractiva barriguita, de expectación ante el vello que todavía no había salido o de orgullo por la profusión de la frondosa mata que recorría todo mi cuerpo. Una realidad y su contrario, y un solo deseo verdadero. El yin y el yan que dirían algunos. Tanto gusta gusta tanto que dirían otros…

La cita que me han propuesto me ha obligado a decir la verdad. No quedó más remedio, que luego las sorpresas son malas y hay quien se queja por el exceso, que se esperan un juvenil juguete y se encuentran con unas hechuras adultas, que es doloroso el encuentro con lo que no se esperaba, y así un largo etcétera. Le he dicho la realidad sin tapujos: supero los treinta…

En el fondo, la edad no debe importar.


lunes, 19 de septiembre de 2011

DALE AL BOTÓN

NECESITO UN ABRAZO!!! Para abrazarme, por favor, haz click en Me gusta, después cópialo y compártelo en tu muro. Probablemente ya sepa quién me va a abrazar. Acuérdate que una vez que pones Me gusta, tienes que copiarlo y pegarlo en tu muro, para que puedas abrazarme. Va a ser interesante ver cuántos amigos te van a abrazar. Los abrazos son geniales, son medicinales, no seas tímid@!!!!!!!!!!! BESITOS!!!!!!

martes, 13 de septiembre de 2011

DECIDA POR SÍ MISMO

Todo en la vida era cuestión de una elección. Al menos eso le habían enseñado alguna vez. No se imaginaba cuando llegó la otra que una elección pudiera ser tan trascendente, tan decisiva para el resto de la vida…

Desde su llegada todo había sido más fácil: nunca le dolía la cabeza, nunca estaba cansada, jamás le tuvo que apagar la tele y en todo momento parecía querer más. Nada que ver con lo de antes: la elección equivocada frente a la acertada. Quizás porque la nueva no tenía dónde elegir, qué más daba eso… Satisfacción era la palabra que definía la nueva relación. Ahora por delante, ahora por detrás, ahora oral, ahora anal; un ratito encima, otro debajo… Y su había que empezar de nuevo, una sonrisita y vuelta al lecho. Pero ahí no quedaba la cosa. La monotonía y el aburrimiento quedaron en el pasado. Volvió la pasión, el juego, el morbo…Cada noche era diferente a la anterior. Podía jugar a los pistoleros y ella cabalgaba, al médico y la tontita del pueblo y vaya con al tontita, al guardia civil y la autoestopista y vaya forma de pagar las multas…Disfraces, fantasías, cueros cadenas, posturas inverosímiles…Cada noche era una elección distinta y novedosa, aunque la más difícil estaba por llegar…

Ya llevaba tiempo pensándola pero le faltaba ese empujoncito final que le falta a los hombres tímidos. Buscó momentos y lugares pero no supo cómo hacerlo. La solución estuvo en un hotel, un impersonal cuatro estrellas que supo aconsejarle como nadie. Fue en la intimidad del cuarto de baño de la 349, mientras analizaba el paso del tiempo por la flacidez irrecuperable de la que, definitivamente, era una barriga prominente. Un pequeño cartel junto al cestito del champú le dio la clave:

“Estimado cliente ¿Ha pensado usted cuántas toneladas de toallas se lavan diariamente en todos los hoteles del mundo sin que esto sea realmente necesario? Imagínese las enormes cantidades de detergentes que detrimentan innecesariamente nuestras aguas. Decida por sí mismo. Si deposita sus toallas en la bañera se la cambiaremos. Si las cuelga en el toallero sabemos que las utilizará una vez más. Su medio ambiente se lo agradecerá.”.

Sabios consejos para poner en práctica…

A la mañana siguiente, el servicio de habitaciones hallaba en la bañera de la habitación 349 el cadáver de una mujer de unos cincuenta años. Sobre el toallero, cuidadosamente colocada, contemplaba la escena una inexpresiva sonrisa dibujada en una muñeca hinchable.

jueves, 8 de septiembre de 2011

LA (BELLA) DURMIENTE

Sobre el lecho, ella quedó inconsciente durante unos instantes que a él le parecieron cien largos años. Difuso tiempo en el que olvidó los dichosos consejos paternos, a las aburridas tías del pueblo y a las ingratas tareas de costura que tan poco le gustaban. Al recobrar la consciencia, él, con el susto dibujado en el rostro, le susurró al oído:

- - Pensé que te habías dormido, que estabas metida en un cuento o incluso que habías muerto.

La respuesta, sin tapujos, lo sacó de fantasías y lo devolvió a las más apetecibles realidades:

- - Haz el favor de besarme y fóllame otra vez igual que antes…