Me encanta internet. Es un mundo de apariencias. El único lugar donde eres lo que no eres. Depende del día y de la apetencia, como los buenos polvos. Algunas veces he sido un adolescente imberbe, etiquetado como buscador de esa enigmática primera vez. Las vuelve locas. En otras ocasiones me envolví con la carga de años que no tengo y me vestí con la experiencia que me falta. Un maduro interesante con mucho que enseñar. También tiene su público... Pude decir que los dieciocho estaban recién cumplidos, que la veintena comenzaba, que la cuarentena rondaba o que la cincuentena quedaba lejana. Que más daba… Si la ocasión lo requería podía alardear de tableta de chocolate o de atractiva barriguita, de expectación ante el vello que todavía no había salido o de orgullo por la profusión de la frondosa mata que recorría todo mi cuerpo. Una realidad y su contrario, y un solo deseo verdadero. El yin y el yan que dirían algunos. Tanto gusta gusta tanto que dirían otros…
La cita que me han propuesto me ha obligado a decir la verdad. No quedó más remedio, que luego las sorpresas son malas y hay quien se queja por el exceso, que se esperan un juvenil juguete y se encuentran con unas hechuras adultas, que es doloroso el encuentro con lo que no se esperaba, y así un largo etcétera. Le he dicho la realidad sin tapujos: supero los treinta…
En el fondo, la edad no debe importar.
3 comentarios:
Solo dar las gracias por este magnífico Blog, al igual que por el del Almanaque de Sevilla.
Bueno, y además: gracias por la Tertulia rancia, los libros Historia de Sevilla, Iglesias de Sevilla... Espero con impaciencia el de los conventos.
Un abrazo de su lector, televidente y amigo en Facebook,
Alfonso Montaño (rancio de la Plaza de Zurbarán , de la Plaza de Menjíbar, y de la Plaza de San Martín).
Mil gracias a vuesa merced, igual dentro de poco le doy una primicia sobre un nuevo y muy diferente libro...
Si la edad importara, dejaríamos de hacer muchas cosas. Precisamente ya que las conocemos y hemos madurado, deberíamos disfrutar mucho más. Que aunque el cuerpo diga lo contrario, a cualquier edad, nos podemos educar, reinventar, idear, imaginar y actuar.
Las apariencias son más pasivas ¿no cree usted?, y más, si son falsas.
Interesante su relato,
saludos.
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