Debí haberle prestado mayor atención cuando supe de su existencia. Aunque ya se sabe, ojos que no ven… Y eso que fue ella misma la que me confesó su existencia. “Nadie notará nada” se atrevió a decirme cuando hizo que nos acompañara en un paseo. Cierto es que la mayoría de los viandantes ignoraron su existencia pero a mí aquello comenzó a molestarme. Sobre todo, al ver su cara de íntima satisfacción. Y es que tres son multitud… Aunque yo sabía que la acompañaba al trabajo, su entrada a mi casa, mi propia casa, fue el inicio del fin. Nunca debí consentirlo. Ese día comenzó toda una cadena de humillaciones y de insoportables desplantes. Si yo llegaba tarde a casa ella ya estaba acompañada, y me ponía mil y una excusas para no venir a la cama. Desde la habitación contigua me decía que estaba ocupada. Sus jadeos me confirmaban que, más bien, estaba muy entretenida. Un calvario que se acentuó cuando decidía salir desnuda al pasillo y lo buscaba a mis espaldas. Lo peor es que, sudorosa y excitada, volvía con cara de satisfecha… Hasta que llegó lo peor. “Cariño, podríamos compartirlo, debería estar en nuestro lecho…” Me dijo no se qué de un placer compartido y de la necesaria experimentación y apertura de la parejas abiertas… Ese día decidí el fin que hoy llegado. Cuando bajó por tabaco aproveché el momento. Sus restos se han hecho mil pedazos en el triturador de basura. Ahora no sé cómo explicarle qué hice con su maldito vibrador…
3 comentarios:
Compartir es un placer. De los silencios nacen la distancia. Un vibrador es el sueño callado de muchos chicos. Me apunto a compartir..
Jeje... Ya lo decía el lema:"compartir es vivir" aunque no creo que se refiriera a esto...
¡Es que me da por reír por no llorar al ver lo incultos que sois al llamar a esto erótico esto es PORNO!
P.O.R.N.O!! y que lo publique una cadena de televisión publica a través de un blog es.. DENUNCIABLE
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