viernes, 22 de mayo de 2015

ASAHI (EL SOL DE LA MAÑANA)



Llegó en vacaciones a la tierra del Sol y alguien la recibió con  el viejo tópico:
- “Vienes de la Tierra del Sol naciente a la Tierra  del Sol penitente”.
 Algo comprendió de la compleja frase cuando, en la vieja azotea, junto al patio de vecindad, decidió tomar aquel manjar de dioses. Pasó del pantalón corto inicial a la camiseta de tirantas y de ésta, al bañador largo, que se hizo corto en un posterior bikini; incompleto en una posterior toma, e inexistente en el tercer día de exposición pública en el viejo rincón encalado del viejo patio. Asahi, cara, pechos, caderas y sexo al sol, pensaba que nadie la vería. La ventana indiscreta de su patio no pensó lo mismo. Por eso, sus vecinos decidieron animar sus exposiciones en una mezcla de melodías que parecía no entender…
Por el viejo patio encalado se oyó al rayo de sol que me trajo su amor, al sol de la de la mañana que al campo sale, al sol solito caliéntame un poquito, al sol que rayaba, al cuando calienta el sol aquí en nosequé playa y hasta al cara al sol con no se qué camisa nueva… Melodías incomprensibles para la mujer que vino del sol naciente y que convirtieron al viejo patio en un recopilatorio de músicas y de miradas que acompañaban cada ritual expositivo. Melodía que acompañó a un cuerpo desnudo que pasó del blanco de oriente a la piel dorada y hasta tostada del clima mediterráneo, entre surcos de sudor que juguetearon durante dos largos meses por las curvas lascivas del cuerpo de aquella misteriosa mujer que sólo cubría su pelo del sol. El resto de su piel y hasta el interior de su lujuria, fue fecundado durante todo un verano por el más rey de los astros…
Todo llega y todo pasa. Ayer llegó la hora de su partida. Asuhi, el sol de la mañana en la lengua del lejano oriente, volvió a su nacimiento. En la vieja azotea del viejo patio han callado de tristezas las melodías de un largo y cálido verano. Silencio de miradas y de corazones sin pulso.  Son demasiadas las púpilas huérfanas de deseo. El Sol se ha hecho penitente cuando no ha encontrado las sensuales curvas que un día dieron sentido a su existencia…