miércoles, 4 de enero de 2012

NOCHE DE REYES

Ilusionada y expectante me acosté temprano. Nerviosa y excitada se refugió mi desnudez entre las sábanas. Limpios y perfumados mis cabellos besaron la almohada. Desmaquillado y sereno mi rostro se sumergió en la noche. Sensual y dispuesto mi cuerpo se entregó a los más dulces sueños. Arropados y elegantes llegaron los tres caballeros. Desinhibidas y atrevidas eran sus intenciones. Contundentes y certeras fueron sus maneras. Con elegancia y presteza desnudaron su cuerpos. Con misterio y lascivia invadieron mi cama. Con suavidad y tacto acariciaron mi piel. Con deseo y lascivia lamieron mis rincones. De flujos y humedades profundas se inundaron mis poros. De provocadoras durezas se elevaron las sábanas. Sonrosados y potentes crecieron mis pezones. Jadeantes y expectantes se mostraron mis cavidades. Lamí y fui lamida. Posé y fui poseída. Con erecciones y acometidas se consolaron los orificios de mi cuerpo. Sincronizados y compenetrados variaron las posturas. Una. Dos. Tres. Hasta mil veces. Hasta llegar al más profundo y húmedo de los sueños. Complaciendo todas mis peticiones, las escritas y las soñadas. Llegando a todas las posturas, las plebeyas y las reales. Convirtiendo mis húmedos sueños en ardientes y lascivas realidades que inundaron mis sábanas en la medianoche. Noche para no olvidar. Eso pensaba por la mañana. Un trío de placer en la memoria. La de una espera. Llegaron ellos. Por el Arenal. A las niñas malas. No nos traen ná...

Será a otras. Conmigo han satisfecho todos mis deseos: se han portado como reyes...

1 comentario:

palabras y silencios dijo...

me gusta la menera de como está escrito.