viernes, 14 de enero de 2011

Lucía


El placer la había rondado pero el conocimiento real no había llegado hasta aquel día. Hubo otros hombres y otros nombres, otros juegos y otras posturas, otros momentos y otros días. Nada comparable. Cuando llegó con aquel misterioso regalo notó que el deseo y la sorpresa se mezclaban en su interior. Una venda para vestir sus ojos mientras era desnudado su cuerpo. Ceguera física para abrirse a la contemplación del placer. No veía pero sentía. En cada poro de su piel. En cada rincón de su cuerpo. En cada nueva caricia. En cada nuevo beso. En cada nueva postura. En cada nueva acometida... El placer debía de ser aquello. Profundo, húmedo, lento, irrefrenable, arrebatador, sensual, eterno... Desde ese momento de instantes, minutos, horas o días, ella no supo ni quién era, pero sabía con creces lo que había vivido y lo que deseaba seguir viviendo. De aquí a la eternidad. La vida anterior no debía o no podía haber existido: no habría tenido razón de ser. Porque pocas cosas en la vida pueden llegar a tener sentido... Quizás el que le dan regalos como el que recibió su amante. Una bandeja de plata, dos ojos ensangrentados y una nota. Toda una explicación en pocas palabras: “en esta vida, lo esencial es invisible a los ojos”.

2 comentarios:

Jose Ramon Santana Vazquez dijo...

...traigo
sangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...


desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ


COMPARTIENDO ILUSION
PALABRAS COMO LABIOS

CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...




ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE ALBATROS GLADIATOR, ACEBO CUMBRES BORRASCOSAS, ENEMIGO A LAS PUERTAS, CACHORRO, FANTASMA DE LA OPERA, BLADE RUUNER Y CHOCOLATE.

José
Ramón...

Rascaviejas dijo...

Con mucho agrado sea bienvenido