lunes, 11 de octubre de 2010

Roja y gualda

(Foto: Antonio Sánchez Carrasco)

Siempre se sintió tradicional, de los de cama y postura horizontal. Siempre tuvo las ideas claras, o casi: lo suyo era la Sección Femenina. Siempre confió en su testiculina como herencia de una raza y de una especie que había que trasmitir…

Su patria y su bandera estaban en su cuarto, su nación en su bragueta, su aspiración en el mástil de la insignia patria… Montañas nevadas cayeron con su bandera al viento, el único rincón del mundo donde siempre comenzaba a amanecer… Le gustaba que cayeran rendidas a sus plantas, que sus metas fueran penetradas por su pasión y que sus marcadores reflejaran el triunfo de la que ya era conocida por su apodo… La roja, que la llamaban. Equívoco apodo para referirse al color que alcanzaba en los momentos de gloria.

Supo superar los tiempos de pertinaz sequía. De penalty o en el tiempo reglamentario. De hecho o por derecho. De los cinco continentes. De todas la razas. Una detrás de otra. Hincando las rodillas, que bien que le gustaba la expresión… A la final y al triunfo. Cuestión de pelotas. En la prórroga. Que hasta el rabo todo es toro…

No lo puede remediar: España le pone.


2 comentarios:

Rascaviejas dijo...

Pues eso, feliz día 12 de octubre.

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Igualmente. Feliz día 12 de octubre.
La roja a veces hace mucha mella...