“Más Platón y menos Prozac”…
No sé si mi estúpido compañero de tumbona me hace una
simple recomendación literaria o proclama
un estilo de vida que cambie la monotonía de estas largas y calurosas
jornadas. Mirándolo bien, debe tenerla larga. Su sombra lo delata. Quizás le
excite su cercanía a mi caverna. Está abierta pero a buen cobijo. Receptiva a
las sombras que pasan. La suya parece de largo recorrido, aunque la imagino con
la languidez de su dueño. Cosas del calor. Puede deformar el mundo de lo real.
El borde de la piscina parece convertirse en una pasarela de posibles
realidades. En el grupito de quinceañeros veo sombras aniñatadas realmente
apetecibles. Poco pelo y dureza garantizada. Quizás inexperiencia. Uno de los
jóvenes promete un grosor casi excesivo. Llego a turbarme. O a masturbarme,
quién sabe. Mi dedo irá decidiendo en su exploración. Tiene imaginación para
sentir la dureza de unas abdominales marcadas en el gimnasio del barrio y una
depilación conseguida con cupones de descuento. Mejor empezar por abajo e ir
subiendo poco a poco hasta la cúspide. Promete dureza. Mis labios también.
Tienen casi tanta imaginación como mis dedos. No se distraen con otras sombras.
Se unen a la pasarela de deseos. Hay alguna desechable de barrigón
prescindible. No confundir realidad y deseo. Otras vendrán… gusto te darán, me
dijo alguien. Han pasado algunas con flacidez alarmante, otras de curvas
imposibles y alguna cercana a la perfección. Aunque, tengo que confesarlo, el
último perfil contemplado ha logrado excitar el ritmo del índice, del anular,
del corazón y hasta del meñique. Es un hombre maduro y experimentado. Sin pelos
en la cabeza pero sí en otros rincones. Con curvas pero sin flacidez. Y la
dureza concentrada. En el único lugar que importa. Proporcionada, en su justa
medida. Eso imaginan mis dedos bajo el bikini. Todos caben en una caverna que
ya no soporta más humedades. Si rebosa se fundirán realidades y deseos…
“¿Has leído el libro de las cincuenta sombras?”
Definitivamente mi vecino de tumbona es estúpido.
Aunque parece tenerla muy larga…
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