miércoles, 27 de abril de 2011

TRAS ESTA PUERTA por Jesús Cotta

Nadie sospecha que tras esta puerta, en lechos que no rechinan, en mudos macizos de flores bajo las atónitas estrellas, en el silencio más sepulcral, yo te he poseído mil veces, mi bien, sin gemidos, sin susurros siquiera: he bramado sólo para los ángeles. Tu sigilo me protege de tus padres; tu mano me tapa la boca para que el clamoroso amor se ahogue en mi garganta. Me has convertido en un amante silencioso cuando en realidad quiero gritar mi amor hasta los más altos círculos del Cielo.

Pero, Melibea, Perséfone mía de oscuras amapolas, esta noche no habrá silencio. Voy a abrir la puerta de tu estancia, despertaré con mis jadeos a los criados, tus padres verán cómo te alzo por las axilas para encajarte sobre mí y a tu padre le quitaré el gorro de dormir y me lo colocaré en la punta y luego saldré de esa guisa al patio y me mearé en las macetas, para que todos vean quién manda allí y tu madre nos preparará solícita la comida y, por último, te gozaré en la cama en que te engendraron, con todas las puertas abiertas, a plena luz del día.

No te asustes, mi bien, ya sabes que deliro. ¿Está la criada vigilando la puerta? Anda, tápame la boca con la mano, que te voy a desatar el corpiño.

domingo, 24 de abril de 2011

MI VECINO DEL CUARTO por Lourdes N.J.

Siempre lo veo entrar y salir solo, nos cruzamos las miradas con cierta incertidumbre cuando cruzamos unos buenos días o un hasta luego. Siempre soy yo la que deja de mirarle, me da un poco de vergüenza y más cuando debo subir en el ascensor con él, a solas los dos. Normalmente subo por las escaleras si no voy cargada de bolsas de la compra, me gusta ese suave ruido que dejan unos zapatos cuando en el silencio se dejan pisadas en los escalones.

Un día me dijo:

- Hoy no llevas bolsas, sube conmigo en el ascensor.

Oh, no importa de veras. ¡Dios, se fija en todo! me digo, deseando de encerrarme con él en ese pequeño espacio donde sólo se respira el aliento de un ambiente cálido. ¿Cálido he dicho?

Sí, así es, cálido porque él sabe lo que oigo casi todas las noches desde mi piso, justo el tercero: sobre las once de la noche siempre están los dos juntos, él y una mujer que lo visita con cierta regularidad. Se escucha un suave murmullo de conversaciones y cuando paran, sí, cuando ya no habla nadie en unos minutos, él empieza a gemir con su voz aguda. Yo lo apago todo, las luces, el televisor, incluso mi respiración dejo que sea más silenciosa que nunca. Me tumbo en silencio para imaginar lo que él le hace a ella. Me gusta su voz, como empieza a gemir y ese ruido de la cama se acentúa más mientras ella le dice: "así, suavemente dentro de mí".

Es entonces cuando mis manos desnudan mi cuerpo y deseo ocupar el lugar de ella, los tres formamos un trío en ese momento y en lugares diferentes. Imagino que su cuerpo desnudo desprende excitación besando mi cuello, mis pechos. Sus manos en mis entrepiernas y esa voz que tanto me excita sólo con decirme buenos días.

_ ¿Subes?, me pregunta.

Oh, sí, lo siento estaba pensando en... (una mentira, iba a contarle una estúpida mentira); no me deja acabar cuando me dice:

- También escucho tus gemidos cuando te masturbas. Sé que lo haces en el mismo momento que yo con esa mujer, una vez estoy en el máximo placer del orgasmo, me imagino dentro de ti.

Tus gemidos estremecen mis sentidos y esa suave voz me está volviendo loco.

Entramos en el ascensor, el espejo de un lateral parece que ese pequeño hueco parezca más grande. Nos miramos a través de él, pero su suave mano toma mi mejilla con la lentitud de una caricia que desearía no acabara nunca y entonces me besa en el cuello susurrándome al oído si me gustaría subir a cenar esta noche.

- Sí, me gustaría subir a cenar.

- Ven por las escaleras por favor, desde tu piso al mío hay diez escalones y quiero escuchar como los subes. Sólo diez escalones para poder amarte todas las noches que desees.

Esas noches, mi piso tendrá esa ausencia del calor que él desprendía desde el cuarto y yo desde el tercero; pero no importa, por fin ese calor se une entre mis piernas y los gemidos son cómplices mientras él penetra todo mi ser.

miércoles, 13 de abril de 2011

MASOQUISMO

Descubrió el placer del dolor de forma casual. De pequeño sentía una extraña satisfacción cuando sus compañeras del colegio lo empujaban por las escaleras: no sabía si era mejor el empujón, el golpe o el posterior lamido de las heridas. Extremó su mala actitud en clase sin diferenciar si le agradaba más el estruendoso grito, el violento tirón de pelos o el arrebatador golpe de la palmeta de madera sobre sus manos... Aunque no había nada como los maternales azotes sobre sus sonrosados glúteos: llegó a gritar las mayores insolencias para que aquella rítmica sucesión de manotazos no parara nunca. Placer en el previo, en el golpe y en la contemplación posterior de los cachetes colorados hasta el amoratamiento. En su adolescencia muchos lo contemplaban como un bicho raro cuando se entremetía en peleas de niñas en las que, curiosamente, parecía llevarse siempre la peor parte en forma de tirones de pelo o de bofetones sin respuesta. Una curiosa actitud que trasladó a sus primeros encuentros amorosos en los que pedía cariñosos apretones y en los que simulaba accidentes con dolorosos pellizcos de cremalleras inferiores... Pero su imaginación iba más allá: ya había llegado a las cuerdas, las ataduras, el cuero negro, las botas altas y hasta, porqué negarlo, la manzanita caramelizada... en la boca. Imágenes mentales a las que aquella noche se sumaron la realidad de un mordisco, la de unas uñas clavadas en su espalda y la mejor de las más dolorosas y placenteras fantasías...

- Oye , nazareno, ¿me das cera?

lunes, 4 de abril de 2011

SMS por Asun Jiménez

Tardas...!

Estoy llegando, a mi lado camina el lobo del deseo

Me muerdo los labios esperando los tuyos

Es lo mismo que voy a hacer, morder tus labios mientras me aprietas la cara con los muslos

Mis piernas no me sostienen...apoyo mi espalda contra la pared

Quédate ahí, cuando llegue te sostendré con mis brazos y con el clavo ardiente que me señala el camino de tu alcoba

Mis manos me arañan el pecho...este deseo me desborda el corazón que quiere salir por la boca

Por la boca te entrará mi corazón en forma de sangre bombeada hasta la dureza que te vuelve loca, quiero que tus labios se demoren en ese pulso que late sin cesar

No sé si estaré viva entonces...dime que ya estás aquí...mis caderas inquietas te buscan por la habitación

Tus caderas sentirán las garras de mis dedos

Como una pobre gacela a merced de un león...!

Ruge la cerradura cuando la llave entra en el ojo, todo un presagio de lo que voy a hacer en cuanto ataque las puertas que señalan tus ingles

Siento miedo...miedo a perderme en este fuego que me abrasa, en esta locura que me puede, en tus brazos que me amarran

Yo siento pánico a arder en la hoguera de tu pelo, a hundirme para siempre en la fosa abisal de tu sexo, a quedarme dormido en las dunas donde florecen las rosas de tus pechos

Tus ojos me gritan...mis manos te cuentan...este diálogo mortifica la vida que me das

Quiero ese fuego que me devora, te arrancaré la tela que cubre tu tesoro con mis dientes

Tatúame la piel con ellos

Te dejará las marcas del lobo en tu piel

Mi piel te extraña, te desea, te barrunta, te llama

Te besaré para beberme el aire caliente que nace en tu pecho

Tu saliva no calmará mi sed, desatará esta pasión sin freno que me engulle

Estoy abriendo la puerta, no te enviaré más SMS, lo próximo que veré será tu cuerpo ofrecido para el sacrificio del deseo

Entras.....

... en tu cuerpo.