Decidió
prescindir de su anillo de casado al entrar en el misterioso hotel de los
intercambios. Le prometieron un regreso a la juventud y estaba dispuesto a
ello. En la silenciosa sala fijó sus intenciones de engaño cronometrado en una
joven que recordaba vagamente a su esposa. Ese pensamiento le asaltó durante el
breve cortejo en la sala y mientras la desnudaba en uno de los discretos
reservados. Recuerdos de juventud que continuaron al ver el encaje negro de su
ropa interior, la blanca tersura de sus pechos, el olor a perfume internacional
mezclado con el aroma del deseo y hasta la levedad de su vello púbico. Una
sensación de deja vu que se hizo
nítida cuando la escuchó gritar de placer mientras la penetraba sobre las
sugerentes sábanas de seda. Había decidido rejuvenecer y vaya si lo había
conseguido… Regreso a la juventud.
A
la mañana siguiente, el más impertinente de sus compañeros de trabajo vino a
contarle el más desagradable chisme. Juraba y perjuraba haber visto a su mujer
con otro. Le aseguró que se parecía a él, aunque sólo levemente, ya que parecía
un muchacho mucho más joven…
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