viernes, 4 de noviembre de 2011

CON LOS OJOS ABIERTOS

En sueños te conocí,

Y, del amor peregrino,

He adivinado el camino

Para llegar hasta ti.

Tras de aquel sueño corrí

Con el dulce y loco empeño

De ser tu esclavo y tu dueño...

Pero aun tú no me contaste

Por qué camino llegaste

A penetrar en mi sueño.

La letra del viejo poema se esparcía por la suavidad de mis sábanas. Soñé que soñaba. Quizás escuché tus gemidos al otro lado de la habitación. Quizás soñaba. Tal vez me despertó el calor de tus recuerdos, las curvas de tu cuerpo imaginado sobre el mío, la dureza de tus pezones hermanada con la dureza de mi sexo, la humedad de tus deseos sofocando los míos, el ritmo de tus caderas acompasado con algo parecido a un jadeo… No sé si el tuyo o el mío. No sé si soñaba o soñé que soñaba. Creo que llegué al final y no fue en la soledad de la noche: alguien había penetrado en mis sueños. ¿Ocurrirá de nuevo? ¿Cuándo?

Creo que volveré a cerrar los ojos. Me vestiré de silencio. No taparé mi desnudez. Rebobino el guión de una película que debe empezar de nuevo. Sólo el título recuerdo: “Tu nombre envenena mis sueños…”.

3 comentarios:

palabras y silencios dijo...

rico,rico...

L.N.J. dijo...

Gracias por tu detalle, una simbiosis de palabras y juegos donde has capturado de una forma muy bonita mi forma de sentir.

Besos.

Anónimo dijo...

Sería un placer jugar con ella.