domingo, 12 de febrero de 2017

SUMMUM por Lourdes N.J.






Brotas sobre mi cuerpo como una enredadera
deslizándote entre mis piernas, carne de tu carne
que huele a hierba fresca donde vuelan las amapolas.
Suben por mis nalgas  tus manos,
las posas en mis ingles hasta llevarlas a mis pechos
cuerpo con cuerpo has desprendido tanta calor
que mis brazos te abrazan para fundirnos en uno.

Siseo como una serpiente buscando tu boca
para esculpir el veneno en amor puro
donde la saliva ha humedecido nuestros rostros
pausadamente.

Mira si te quiero tan dentro de mí
en mi vida perdida y alborotada
que te riego de amor hasta lo más profundo de tu ser
hasta llegar a la sangre de tus venas
suplicando que tu corazón no pare de gemir con sus latidos
con tu cuerpo desnudo ante la penumbra de nuestra intimidad,
en mi cuerpo sinuoso temblando de placer.

Siempre te busco, cita en tu mirada perdida, preciosísima,
bella como los amaneceres de los huertos con sus frutos
donde nos comemos hasta la libido que ha hecho
que tiemblen los sueños que teníamos esculpidos.

Santos todos nuestros pecados que no vinieron sino
a encontrar entre unas sábanas blancas
lo que no hallaron en esos pozos donde sus enredaderas
con otros cuerpos desnudos, quedaron marchitas.

lunes, 6 de febrero de 2017

ESTUDIO por Diego Espejo de la Torre



-Nadie…

Las sílabas le llegaban envueltas en el celofán del jazmín, en el aroma redundante de la dama de noche. Mis manos sostenían la rotunda desnudez de los pechos. En la alcoba, un roce que se prolongaba más allá de la ventana donde moría lentamente el ocaso de junio.

-Nadie…

Hablaba con una voz de aceite antiguo, como si esa palabra fuera una veladura que, al repetirse en los trazos de la letanía, impregnara el lienzo transparente y pesado del aire. Mi boca buscaba las cimas tiernas y rosas, esas flores que me dañarían para siempre en cuanto me cabalgara con un ritmo horizontal que arañaba mi pecho con sus pezones.

-Nadie…

Dejaba los puntos suspensivos colgados del calor que nos apretaba con una humedad de siglos. Sus muslos eran un pantano abierto, una ciénaga que olía a gloria. Mis dedos se enredaban en la nebulosa trágica de su pelo. La sangre estaba a punto de reventarme los adentros. Entonces ella explotó como sólo puede hacerlo un átomo descarriado. Al caer sobre la almohada, la frase se completó como un puzzle harto de sus huecos.

-Nadie ha llegado donde tú llegas.

Y repitió el mantra para que yo me deshiciera en la lava blanca que la inundó por dentro.
-Nadie…

martes, 1 de noviembre de 2016

CENTRI-FUGADA




La cabeza del hombre que amó da vueltas en el interior de la lavadora. La desnudez del cuerpo que deseó descansa sobre las sábanas blancas. La almohada suple la ausencia.Ya no siente el miedo entre sus piernas. El jinete ya no tiene rostro, pero ella sigue cabalgando sobre la cama. 

viernes, 8 de abril de 2016

RUBIAS



Algunos piensan que tu defecto es la frialdad. Cuestión de gustos: para mí es la mejor de tus virtudes. Mi calor corporal encuentra así el contraste necesario para llegar a la más profunda de las satisfacciones. Digo yo que bastante tibieza tiene la vida para tener que cargar con placeres templados y hasta tibios, que ya dijo alguien que a los tibios los expulsaría de su lado y yo añadiría a las tibias, que en mi religión no caben de ninguna manera. El color de tu piel también tiene opiniones para todos los gustos, que hay defensores de la tez morena y hasta acérrimos seguidores de cuerpos negros embutidos en anchuras estriadas a las que sólo les hace falta un asa. Un exceso, vamos. De negrura y de peso. Porque yo te deseo así, bien rubia, sin mácula ni lunares, casi transparente, con ese aire de frialdad nórdica que tanto gusta en estos lares. Transparente de piel y de vestimenta, sin intermediarios, sin vestidos chillones que te desvirtúen, con leves veladuras que permitan ver la belleza de tu desnudez en toda su integridad. Así, así. Todo tu cuerpo en mis manos y tú completamente ofrecida a mis deseos. Ya sabes que me gusta poseerte la primera vez de forma rápida, pasional, casi irracionalmente. Sabes que de pie es como más me gusta, entra mucho mejor. Si acaso, apoyado sobre una barra. Creo llegar al primero de los orgasmos cuando te he poseído por completo, sin paladearte, un solo cuerpo, una sola persona. Tú en mí y yo en ti, con rapidez, con la humedad de leves restos de espumas blancas sobre mis satisfechos labios. Siempre habrá tiempo para más. Aunque la segunda vez procuraré saborearte. Al principio con una acometida fuerte, para que sepas dónde estoy. Luego entrecortadamente, poco a poco, hasta llegar al momento final, ese sorbo de placer que satisface y que aviva deseos. Porque no habrá dos sin tres, porque tú siempre estás dispuesta a la repetición y yo me haré poco de rogar en esta orgía compartida. No me cabe duda de que en reunión sabes mejor. Y tú no te cortas en absoluto. Quizás en el tercero llegue el ritmo pausado, el paladeo e, incluso, una leve sensación de hartazgo. El final me dirá que no. Que los dos queremos repetir. Que no hay fin para el placer. Que nuestros cuerpos aguantan. Que como las rubias no hay ningunas...
         ¡Vamo a echá la penúltima! 

sábado, 2 de abril de 2016

MODERNA MONA LISA



Me dijo que se llamaba Leonardo y me sonó a broma. No sé, me acordé del Dantés, el friki que salía en la tele. Pinta peculiar sí que tenía. Pintor, arquitecto, dibujante, científico, coleccionista… Creo que se inventó todas esas profesiones para engatusarme y traerme a su estudio. No perdía nada. Ni pierdo. Por eso estoy aquí. Me ha dicho que sonría y sonrío. Que pose  y poso. Que me ponga misteriosa y lo hago, vaya si lo hago. Cuando ha sugerido que me sienta cómoda, lo he hecho al pie de la letra, empezando por el taburete de apoyo y por el vestido que me apretaba más de la cuenta: ya ha caído al suelo. De lisa no tienes nada, ha dicho el muy grosero. Ha perdido su tranquilidad pero yo no he perdido la sonrisa. Ha dicho no se qué del esfumato y de convertirme en un icono para la posteridad. Cosas de los artistas. Sigue entretenido con sus minúsculos pinceles aunque en sus manos parece tener ahora una brocha. De buen tamaño y color intenso, tanto que parece tener vida propia, sobre todo entre mis manos. Me insiste en que siga sonriendo. No es ningún esfuerzo. Me ha hecho jurar que nadie debe conocer nuestro secreto…

martes, 2 de febrero de 2016

TIERNAS PRIMAS



Desde su más tierna infancia habían cargado con la odiosa comparación evangélica. Marta y María. Primas carnales. La hacendosa y la espiritual. La trabajadora y la que dejaba trabajar…
En las reuniones familiares siempre se alabó la ternura de sus gestos y la calidez de su presencia, una inocente complicidad que, según todos y cada uno de sus familiares, creaba el mejor calor de hogar en torno a su compañía…
-         Qué bien se complementan las dos. Están hechas la una para la otra… 
Una teoría que se hizo realidad en las tardes de aquel largo y cálido verano. La siesta familiar parecía el decorado ideal para aquellos encuentros. La desnudez juvenil de sus cuerpos hacía el resto. En el patio, los cuerpos tamizados por la cegadora luz de la tarde se entregaban al placer. Placeres prohibidos. Si los pechos de Marta se bañaban en sudor, la mano de María acudía pronta. Si las caderas de Marta demandaban humedad, la lengua de María acudía solícita. Si la relajación sesteaba en los pezones de Marta, la boca de María conseguía la mayor de las durezas. Si el calor se concentraba en el sexo de cualquiera de ellas, su tierna prima lanzaba sus caricias con los diez dedos de sus manos o los correspondientes de sus pies. Si una se abría, la otra entraba; si una llegaba seca a los encuentros, volvía a su habitación con las más secretas humedades descendiendo por su entrepierna… Cosas de familia. Encuentros profetizados desde la más tierna infancia.
Alguien les recordó en alguna ocasión la seráfica letanía de poner paz en la guerra, perdón en las ofensas, armonía en la discordia y luz en las tinieblas…Con una pícara sonrisa respondieron casi al unísono. Contestaron que en su vida no se empeñarían en ser consoladas sino en consolar, en ser comprendidas sino en comprender, en ser amadas como en amar… Ya habían comprendido que dando se recibe y, olvidándose del mundo, se encuentra el mejor de los placeres… Una sabia y tierna letanía que toda la familia comprendió…
Una familia que todavía celebra el juramento, solemne, de los votos perpetuos de las dos tiernas primas…

domingo, 24 de enero de 2016

LOUP LOU por Lourdes N.J.


Creándome pequeña 
en un lugar pequeño
e inmensamente minúsculo,
donde estoy dentro de ti
con tus gemidos feroces
de un lobo que eyacula
en las fauces de mi boca
en los latidos de mi corazón
en mis labios vaginales,
a mil metros de profundidad.
No sé cómo ocurrió,
pero pasó lo indescriptible 
y así nació de la nada
mi pequeño universo 
de orgasmos perpetuos.

A mil metros de profundidad
donde rompen las olas con el viento,
                     ...ahí me encontrarás.

lunes, 4 de enero de 2016

MALENTENDIDO por Mery Cansino


Siempre sucede lo mismo cuando llega su compañera de oficina. A buena cara, mal humor. Llega con el rostro distendido, sin ojeras, con un maquillaje que no necesita porque su cutis no lleva los restos del sueño. El cuerpo relajado y los muslos recortados por el short. Cruzados y poderosos como templarios. Y las malas pulgas en cada respuesta. Sin embargo, cuando las ojeras denotan la falta de sueño, cuando todo indica que no ha dormido nada, el buen humor se le sube a las nubes de la cordialidad y del buen trato. Su compañero no se lo explica. Su compañero de despacho todavía no se ha enterado. Quien mucho duerme, poco aprieta. Su compañero no se entera de nada...

martes, 22 de diciembre de 2015

PAPÁ NOEL por Mecu Nil Hingus

La cena de Nochebuena en familia fue opípara. Tuve que resistir las miradas lascivas de mis cuñados. Y eso que mi falda, tal vez más corta de lo habitual para este tipo de celebraciones, dejaba ver sólo la liga bordada de las medias y algo del liguero. Al recoger los platos sentí un bulto duro en mis glúteos mientras la voz de mi cuñado Eloy me susurraba algo al oído. Pero todo quedó ahí. Ellos se fueron y yo me fui a la cama. Dormitorio de soltera. Los peluches de siempre. Apagué la luz y caí en la cuenta de que no le había podido nada a Papá Noel. Cerré los ojos y formulé un deseo. Con la ayuda del cava me quedé dormida muy pronto. El sueño me llevó de la mano hasta una sensación que empezó a bullir entre mis muslos. Las ingles, depiladas y un punto húmedas, sentían la lengua de un experto. Mi clítoris ardía. Mis labios se abrieron hasta derramarse en la boca del desconocido. Abrí los ojos. Blanco y rojo. Me guiñó un ojo mientras la silueta de un reno se dibujaba en el contraluz de la ventana. Entonces me acordé del anuncio de Coca Cola que había visto esa misma tarde en el metro. “Haz feliz a alguien”.  


domingo, 6 de diciembre de 2015

EXPOSICIÓN por Don Triquitraque


Mis pechos volvieron a la arcilla. Tierra madre. Al verlos sentí las manos del escultor en el seno de la tierra, en el barro modelado. El aire me faltó. Fue un instante. Un pellizco. Como si esas manos me hubieran apretado los pezones. Como si el juego se hubiera prolongado durante aquella tarde de mayo. Cuando posé para él. Cuando sus ojos me desnudaban por dentro. La exposición estaba a punto de cerrar. Aproveché un descuido del vigilante. Me acerqué. Mis dedos sintieron el frío rugoso de la materia. Ahí abajo, en el centro de mi tierra, el barro era lava. Volcán. Pero no podía decírselo a nadie. Empezando por el artista. Y terminando por el escritor de los textos...

martes, 17 de noviembre de 2015

ANGÉLICA



Muchas noches pensé si eras trono, dominación, virtud, potestad, querubín o serafín. Llegabas en silencio, en el suspiro de un vuelo etéreo, confundido con las sombras y revestido de tu iconografía angelical. Puro tópico. Me susurrabas músicas celestiales y llenabas mis oídos de aquello que yo quería oír. Quizás así me conquistaste para tus cielos… Caía la noche y yo sabía que eras mi guardián, ángel de mis sueños, dulce compañía. Llegabas, callabas y mirabas. Y en un aleteo rápido, huías hasta los cielos de otras moradas… Hasta que te comprendí. Y te esperé. Y llegaste. Y te miré. Y me acaricié. Y me desnudé. Sin tapujos ni complejos. Mis braguitas descendieron lentamente de los cielos a la tierra. Desnuda frente a ti. Y me mostré. Y me dejé. Y me abrí. Y me llené. Y me callé. Y controlé. Y sucumbí. Y grité. Y me dejé. Y me corrí. Y ascendí. Y descendí… Un vuelo que me llevó a las más vertiginosas de las alturas… Ahora estoy en la más placentera de las estabilidades. Siento que lo he comprendido. Porque lo he vivido. Porque lo he sentido. Porque la humedad que se derrama de mi sexo así me lo recuerda… Esta noche no he notado que tuvieras alas.

martes, 23 de junio de 2015

viernes, 22 de mayo de 2015

ASAHI (EL SOL DE LA MAÑANA)



Llegó en vacaciones a la tierra del Sol y alguien la recibió con  el viejo tópico:
- “Vienes de la Tierra del Sol naciente a la Tierra  del Sol penitente”.
 Algo comprendió de la compleja frase cuando, en la vieja azotea, junto al patio de vecindad, decidió tomar aquel manjar de dioses. Pasó del pantalón corto inicial a la camiseta de tirantas y de ésta, al bañador largo, que se hizo corto en un posterior bikini; incompleto en una posterior toma, e inexistente en el tercer día de exposición pública en el viejo rincón encalado del viejo patio. Asahi, cara, pechos, caderas y sexo al sol, pensaba que nadie la vería. La ventana indiscreta de su patio no pensó lo mismo. Por eso, sus vecinos decidieron animar sus exposiciones en una mezcla de melodías que parecía no entender…
Por el viejo patio encalado se oyó al rayo de sol que me trajo su amor, al sol de la de la mañana que al campo sale, al sol solito caliéntame un poquito, al sol que rayaba, al cuando calienta el sol aquí en nosequé playa y hasta al cara al sol con no se qué camisa nueva… Melodías incomprensibles para la mujer que vino del sol naciente y que convirtieron al viejo patio en un recopilatorio de músicas y de miradas que acompañaban cada ritual expositivo. Melodía que acompañó a un cuerpo desnudo que pasó del blanco de oriente a la piel dorada y hasta tostada del clima mediterráneo, entre surcos de sudor que juguetearon durante dos largos meses por las curvas lascivas del cuerpo de aquella misteriosa mujer que sólo cubría su pelo del sol. El resto de su piel y hasta el interior de su lujuria, fue fecundado durante todo un verano por el más rey de los astros…
Todo llega y todo pasa. Ayer llegó la hora de su partida. Asuhi, el sol de la mañana en la lengua del lejano oriente, volvió a su nacimiento. En la vieja azotea del viejo patio han callado de tristezas las melodías de un largo y cálido verano. Silencio de miradas y de corazones sin pulso.  Son demasiadas las púpilas huérfanas de deseo. El Sol se ha hecho penitente cuando no ha encontrado las sensuales curvas que un día dieron sentido a su existencia…

domingo, 10 de mayo de 2015

ALICIA




-¡Pelirroja mala suerte…!

Ha sonreído delante del espejo recordando la cantinela que la acompañaba desde la más tierna infancia. En la calle, en el cole, con las amigas… Una acumulación de tópicos que no cesaron con la llegada de la adolescencia, aquellos días intensos en los que no desaparecieron las pecas de sus mejillas, en los que aumentó el volumen de sus pechos y en los que el rojo de sus trenzas se expandió a aquellos pezones incipientes y a otros lugares más inconfesables.

Pelirroja mala suerte...! Cuando sus compañeros de clase le tomaron gusto a la cantinela, también lo hicieron, otro tópico más, con la costumbre de pellizcarla para evitar la supuesta mala suerte. Y pellizcaban, vaya si pellizcaban, ellos sabían donde y ella sabía donde, aunque nadie quisiera explicar el porqué, ni falta que hacía…

- ¡Pelirroja, mala suerte…!  Le susurró aquel pícaro profesor particular después de enseñarle que en la mitología griega las mujeres pelirrojas eran consideradas brujas, perversas, provocativas y amigas de lo oscuro; todo, un momento antes de contarle otro secreto  desconocido hasta entonces:

- Si te cruzas con una pelirroja, tendrás mala suerte durante tantos días como botones tenga tu camisa…

No sabía el pícaro educador que aquel rojo del pelo se asociaba al riesgo de una mujer que le arrancó todos y cada uno de sus botones, a la obstinación de unos pezones encaprichados en una dureza perturbadora, al peligro de una joven cuyas manos descendían como una melodía dotada de ritmo por su entrepierna, y a la sorpresa de toda una dama que prolongaba el rojo de sus cabellos hasta el vértice prohibido bajo  una volátil falda.     

- ¡Pelirroja mala suerte...! Delante del espejo ha recordado todas aquellas secuencias en un instante. Quizás haya sido una eternidad. El cristal le ha recordado el peligro que se encierra en cada rincón de su desnuda piel. Las trenzas son el presente de un pasado cercano en el deseo. El tiempo se ha detenido en la eternidad de sus curvas de mujer. Eso pregona el espejo. En la soledad de la habitación, sus manos siguen acariciando la más sensual de las melodías…  

lunes, 4 de mayo de 2015

MAÑANA ACABO CONTIGO por Humberto G.



Jadeante se echó a un lado. Me hizo sitio. Sudaba y emitía un calor rosado. Respiraba por la boca. Había dejado de contonearse, quieta, boca arriba, tuvo un escalofrío.
-¿Te has corrido?
-Todavía no.
-Bueno. Mañana entonces acabo contigo ¿Vale?
Me dio un beso de buenas noches, se dio la vuelta y se dispuso a dormir.
-No vale.
Al volverse, me había dejado la abertura entre sus piernas que dejaba entrever su vello púbico.
-Bueno, pero hazlo tú todo, que estoy cansada -dijo sin moverse
La cogí de la cintura, como un peso muerto. Sólo conseguí ponerla boca abajo. Al empujar arrugó la nariz y abrió la boca en expresión como de queja. Entró fácilmente en las primeras embestidas pero en una de ellas se salió y en la refriega, sin darme cuenta, entró por aquel lugar que siempre dijo que no, por el hueco del que siempre reía para frenarme y que decía inmaculado y virgen, no, yo nunca, y, sin embargo, entró con la facilidad con que se habría introducido un dedo jabonoso. No se quejó, ni protestó, ni se movió, ni lo expulsó, y yo terminé sin obstáculo alguno convencido de que el recorrido vital de quien estaba acostada a mi lado iba más allá de las verdades que me había contado y se adentraban en lo imaginable detrás de  las negaciones, las sonrisas y las preferencias. En la misma postura, con mi savia dentro, se quedó dormida como un animal pecaminoso, sudado, dejado caer desde lo alto, boca abajo.
Solo se rascó la nariz y se durmió dejándome a mí toda la intriga.

viernes, 10 de abril de 2015

EL RUISEÑOR por Lourdes N.J.


De los amantes que tuve
ninguno fue tan sincero
como aquel ruiseñor
que al alba de la mañana
cuando se iba,

dejaba un jazmín
en el alféizar de mi ventana.

viernes, 13 de febrero de 2015

POR LOS PIES



Frente al espejo me poseyó la eterna duda que ya tuvieron otros en la historia. Dónde estaría la obra de Arte… ¿A un lado o al otro? Quizás en la delgada línea que se separa nuestras fantasías de nuestras realidades. Juego borrominesco de sensuales curvas y contracurvas en esta cercana orilla, la carne hecha carne, la piel hecha piel, y prolongación enmarcada al otro lado, el que refleja benditas realidades que a veces parecen querer quedarse a este lado del espejo. Y yo en silencio. Y ella también. Y yo tan bobo. Y ella tan lista. Y yo con prisas. Y ella tan eterna. Y yo desnudo. Y ella vestida. Todavía. Sin prisas. De la cabeza a los pies…
-         ¿Qué piensas, tontorrón?
La interrogación debió azotar algún rincón de mi cerebro tanto o más que la línea serpentinata de su cadera, látigo que, en aquel momento, parecía fustigar cada poro de mi piel…
-         No me creerás. Pensaba… (Si es que se podía pensar en aquel momento). Pensaba por dónde debe empezar una mujer a desnudarse…
Creo que calló su respuesta, no habléis que mueren los críticos pero no el Arte, que quizás no exista, o no existió nunca, pero sí las artistas. Pero habló su cuerpo. Hablaron sus ojos extasiándose. Hablaron sus labios inflándose de rojo. Habló su lengua barnizando sus labios. Hablaron sus dedos borrando errores que ocultaban la belleza: adiós pañuelo, adiós botones de la blusa, adiós cremallera, adiós falda, adiós corchete, adiós blancos encajes que ocultaban el más oscuro y sutil encaje… Mirando al espejo he dudado en qué espacio se sitúa la rotundidad de su desnudez. Quizás soy el que está al otro lado de la obra. Quién sabe… Sólo sé que no he desaprovechado la ocasión de dejar escapar a esta Proserpina, de responder haciendo mías las interrogaciones de sus caderas, de penetrar en el oscuro secreto del encaje que enmarca su sexo, de beber el manantial de sus fuentes; adiós telas, adiós preparativos, adiós preámbulos, adiós miedo al cuadro en blanco, bienvenida sea la obra perfecta, esa que dicen no existe, bien que mienten, confieso que lo he vivido, confieso que la he gozado, confieso que la he sentido, confieso que la he penetrado…
Mirando al espejo vuelvo a pensar,  si es que eso es posible…
Ahora soy yo el que mantengo mi desnudez y ella la que parece querer responderme. No sé si nos retrata su mirada desde el otro lado del marco o es el reflejo imaginativo de mis deseos. Se han dibujado posturas y perspectivas, jadeos y silencios. Pero no me ha respondido. No hasta este momento. Su piel desnuda vuelve a dibujar un interrogante en curvas que se agachan sobre sí. Se ajusta los zapatos de tacón que en ningún momento se había quitado. Lo demás, evangelio de la pasión, vendrá por añadidura. En el aire ha dibujado la más clara de las respuestas: las mujeres se visten por los pies…

viernes, 30 de enero de 2015

GRACIAS



- ¿A qué no habéis entrado en la página de ArtPorn?

La pregunta de Gracita cogió desprevenida a las tontorronas de sus amigas en una tarde sin gracia de un sábado sin gracia…

- Desgraciadas… No sabéis lo que os perdéis. Un sitio donde se demuestra que se puede hacer Arte con mayúsculas, congraciarse con agraciados cuerpos que copulan de forma artística delante de la cámara. Algo artístico. Arte por el Arte.

-         Un Arte sublime sin interrupción…

-         Ya lo creo, perfección de cuerpos frente a frente…

-         A un lado y otro de la cámara…

-         O del lienzo…

-         Arte vivo y carnal…

-         ¿Estamos pensando en lo mismo?

-         Nada de cámaras ni de postureo de red social…

-         Ni ordinarieces…

-         Cuerpos frente a frente…

-         Algo artístico…

-         Prohibidos los cuartos de baño…

-         Y los espejitos…

-         Y las poses…

-         En un sitio elegante…

-         Con Arte…

Cuatro de la tarde. Sala IV de un desértico Museo de Bellas Artes. Sestean cuadros y vigilantes. Tres Gracias desnudas en un lienzo desde hace siglos. Artes bellas. Cuatro desgraciadas frente a ellas. Sonríen nerviosas. Se hacen gracia. Caen al suelo blusas, pantalones, faldas, medias, sujetadores, braguitas y hasta un mínimo tanguita. Al frío suelo. Frente al lienzo, cuatro cuerpos desnudos se sienten una obra de Arte: pechos al óleo, caderas sobre lienzo, posturas en un marco y sexos ardientes en la frialdad académica que las contempla. No lo habían pensado, pero entre sonrisas nerviosas han comenzado acariciarse. Pelos, hombros, pechos, pezones, caderas, nalgas y hasta algún coño que no superaría las estrictas mediciones de humedad que se realizan en la sala. Un motivo para que salten las alarmas. Una gracia.  Arte por el Arte. Pobres desgraciadas. Las cámaras del museo acababan de estrenar su programa de difusión continua: “Arte para todos y al alcance de todos”. El patrocinador nunca imaginó el masivo seguimiento que tendría su proyecto.

viernes, 23 de enero de 2015

El Río de la Plata por Humberto G





Supongo que la idea me había rondado desde hacía tiempo pero sólo se me hizo patente en ese instante: si mi motivación sexual consiste en mirarla a ella, dado que ella cierra los ojos, ¿en qué piensa en ese período atemporal? ¿Dónde encuentra su motivación si no es en lo que puede ver?
-¿En qué piensas mientras follamos?
Había estado ensimismada mirándose las uñas y a los transeúntes. Levantó la cabeza y me miró espantada, pero de forma teatral.
-En qué voy a pensar. En lo que hacemos.
-Entonces, ¿por qué cierras los ojos?
Se me ocurrió que me había precipitado. No sabía si quería indagar más.  Ella clavó los ojos en mí y supe que por su cabeza pasaban ideas que no estaba segura de querer compartir conmigo. Tuve que poner la misma cara de no saber si hablar o no, porque sonrió.
-¿En qué piensas tú? –me dijo, seguro que para ganar tiempo.
-Me gusta ver la cara que pones. De cualquier manera, la visión del desnudo femenino me basta. Desde siempre. ¿Y tú?
-Yo pienso en vos.
-Entonces por qué cierras los ojos. Si me puedes mirar en carne y hueso, por qué imaginarme…
-Mira, es verdad, no siempre pienso en vos. Es absurdo jugar a este juego. No es nada malo. No creo serte infiel por pensar en cositas. Algunas veces tengo fantasías digamos… fantasías externas a nuestro propio acto… ¿Entendés?
-Ya veo. Y, dime, ¿qué clase de fantasías?
-Ay, pues no sé chico en muchas cosas… seguro que vos también tenés… quitad esa cara que no conseguirés que me sienta mal.
-Quito la cara si me cuentas una de esas fantasías.
-Nunca.
-Si me cuentas una de esas fantasías, prometo olvidar toda la conversación y no hacer nunca jamás alusión a ella ni directa ni indirectamente.
Se quedó pensando. Le brillaban los ojos.
-Bueno. ¿Sabés una situación que nunca falla, una que me hace sentir entre mis piernas el Río de la Plata?
-Cuéntamelo.
-Pues que estoy en un parque y un tipo viejo, feo y gordo me empieza a meter mano. Y yo me dejo… me mete la mano por debajo de la pollera ansioso… y por la blusa y me magrea toda… yo no hago nada, él lo hace todo con esas manazas enormes… eso me pone a cien.

Me lo contó y jamás fui el mismo. Me lo contó y no cumplí mi promesa. Me lo contó y no puedo dejar de pensar en ello.