Supongo que la idea me había
rondado desde hacía tiempo pero sólo se me hizo patente en ese instante: si mi
motivación sexual consiste en mirarla a ella, dado que ella cierra los ojos, ¿en
qué piensa en ese período atemporal? ¿Dónde encuentra su motivación si no es en
lo que puede ver?
-¿En qué piensas mientras
follamos?
Había estado ensimismada
mirándose las uñas y a los transeúntes. Levantó la cabeza y me miró espantada,
pero de forma teatral.
-En qué voy a pensar. En lo que
hacemos.
-Entonces, ¿por qué cierras los
ojos?
Se me ocurrió que me había
precipitado. No sabía si quería indagar más. Ella clavó los ojos en mí y supe que por su
cabeza pasaban ideas que no estaba segura de querer compartir conmigo. Tuve que
poner la misma cara de no saber si hablar o no, porque sonrió.
-¿En qué piensas tú? –me dijo,
seguro que para ganar tiempo.
-Me gusta ver la cara que pones.
De cualquier manera, la visión del desnudo femenino me basta. Desde siempre. ¿Y
tú?
-Yo pienso en vos.
-Entonces por qué cierras los
ojos. Si me puedes mirar en carne y hueso, por qué imaginarme…
-Mira, es verdad, no siempre
pienso en vos. Es absurdo jugar a este juego. No es nada malo. No creo serte
infiel por pensar en cositas. Algunas veces tengo fantasías digamos… fantasías
externas a nuestro propio acto… ¿Entendés?
-Ya veo. Y, dime, ¿qué clase de
fantasías?
-Ay, pues no sé chico en muchas
cosas… seguro que vos también tenés…
quitad esa cara que no conseguirés
que me sienta mal.
-Quito la cara si me cuentas una
de esas fantasías.
-Nunca.
-Si me cuentas una de esas
fantasías, prometo olvidar toda la conversación y no hacer nunca jamás alusión
a ella ni directa ni indirectamente.
Se quedó pensando. Le brillaban
los ojos.
-Bueno. ¿Sabés una situación que nunca falla, una que me hace sentir entre
mis piernas el Río de la Plata?
-Cuéntamelo.
-Pues que estoy en un parque y un
tipo viejo, feo y gordo me empieza a meter mano. Y yo me dejo… me mete la mano por
debajo de la pollera ansioso… y por
la blusa y me magrea toda… yo no hago nada, él lo hace todo con esas manazas
enormes… eso me pone a cien.
Me lo contó y jamás fui el mismo.
Me lo contó y no cumplí mi promesa. Me lo contó y no puedo dejar de pensar en
ello.
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