Hoy
quisiera trasladarme a esa otra vida, en la cual no sé si te acuerdas yo
era Helena de Troya, secuéstrame, sí Paris, formemos juntos nuestra
Guerra de Troya, por unos momentos me olvido de Menelao: sé que cuando ve mis
pechos desnudos perdona mi traición.
Paris
queda rendido siempre a los encantos griegos, a la
suntuosidad de los placeres pasados que recorren y humedecen ambos cuerpos,
agraciándonos de la misma delicia de la otra vida. Hazme contigo por la
fuerza, sólo unas horas, quiero ofrecerte en los tiempos que corren
"la pasión griega".
Paris,
domíname y perdóname, porque nuestra querida Grecia se cae...
1 comentario:
Enhorabuena, que tierna es esa espartana.
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