... la luna sobre un taxi...
L. G. Montero
La noche es, otra vez, algo salvaje,
demasiado valiosa para el juego.
Es la noche sinónima del fuego.
Hoy lleva un corazón de alto voltaje,
un vestido de mantis religiosa
con perfil de diamante clandestino,
de rubia sediciosa y sin destino,
y el alma precintada y peligrosa.
La luna sobre taxis amarillos
tatuando tantas calles como gimen
para llegar a tiempo a sus colmillos...
Amanece la-flor-rota-del-himen.
La luz deshiela un fondo de cuchillos
que remite a la noche como un crimen.
1 comentario:
Como siempre,la noche. Unos versos preciosos.
Saludos.
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