Quería
quitarme esa espinita que tenía contigo. Sería mi sorpresa para ti en este
codiciado reencuentro.
-
‘Hummm ese culito tuyo me tiene loco, me muero por probarlo’, me decías
entonces, inútilmente.
Me
di la vuelta por complacerte, dispuesta a recibir la pena máxima con cierto
grado de sacrificio lo reconozco, pero la sorprendida fui yo y gratamente…
Preparada para
recibir la temida embestida, tiraste el penalti por el centro de la portería
con una suavidad extrema, ‘una vaselina’ aunque aquí no hubo tal. No podía
imaginar tanto placer por esa banda. Mi cuerpo respondió enfebrecido como una
grada entusiasta por la que te paseaste triunfante con unos movimientos que ya
han hecho leyenda en mí. Solo un grande podía hacer una hazaña como ésta, solo
alguien como tú: ¡Campeón!
1 comentario:
No he podido quitar la vista de los ojos de la muchacha.
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