Tuvo que recostarse para que no
chocara el codo de ella con su vientre, para darle espacio para moverse a ese
brazo que parecía puesto al revés, en una postura imposible. Ella la miraba
fijamente y su pulso y su ritmo eran de una intensidad creciente. Esa mirada
suya, tan seria, y ese oficio le sorprendieron.
No podía controlar sus
pensamientos en esos momentos y la postura del brazo izquierdo de ella, que le
parecía tan incómoda, le recordó a cada vez que la había visto escribir en
clase: el brazo encima del cuaderno, la cabeza gacha, la muñeca torcida
arrastrando el brazo…Parecía estar escribiendo entre sus piernas.
-Vaya bulto.
-He acumulado mucha tensión en
estos días.
-Me dejas que te quite la tensión
Parecía hipnotizada por la
existencia de la polla de él, no dejaba de mirarla como la que observa un
ídolo, un tótem, y sus movimientos con su mano izquierda: un sacrificio bien
aprendido, un modo de redención, una catarsis.
Abarcando con aquella mano
izquierda el tallo, observando esa otra cabeza, aceleró como leyéndole el
pensamiento, porque él no decía nada, y se le hinchaban los labios y le
cambiaba la expresión del rostro. Ya había observado otras veces que cuando se
excitaba se le cambiaba la expresión de la cara… como explicarlo: se le
hinchaban los labios, le cambiaba el color de los ojos, se le cerraban un poco
los párpados, se le sonrojaban las mejillas, sólo por un momento… algo
extrasensorial había también.
Sin saber muy bien como, ella
notó que él estaba llegando porque, alcanzando ese punto, dobló su mano,
agudizó su mirada, se la tronchó una de cada dos o tres veces al final quedando
la polla en sus manos como un muñeco que, finalmente, apretó más fuerte por el tallo y después
soltó para que explotara en un
escalofrío, como un géiser de cuyo espectáculo ella era observadora de la misma
manera reverencial, obnubilada, ensimismada y con oficio con la que realizó
toda aquella maniobra excelsa.
Una maniobra manual en la
oscuridad, una representación de una partitura para la mano izquierda, una paja
a mano cambiada, un trabajo bien hecho...
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