En unos días nos encontraremos en
una nueva estación, la primavera, la estación en la que la naturaleza va a
volver a nacer, en la que el ambiente se impregnará de los nuevos perfumes
sugerentes que incluso pueden alterar nuestro estado de ánimo, despertar una
inquietud desconocida que no sabría saciar.
De la primavera, lo sugerente se
encuentra en la explosión de colores que cubren las formas perfectas de las
flores, a las que son atraídas los pequeños insectos y que en el ser humano
despierta una especial sensación de belleza y de manera especial a la mujer a
la que incluso se le podría con quistar con estos regalos que nos da la
naturaleza en esta etapa del año.
Yo sin embargo creo que existe
otra primavera que se exhibe solo en determinados momentos, en cualquier época
del año y es aquella que explota cuando una mujer deja de esconder su propia
flor y permite que sea contemplada sus formas labiadas, sus coloraciones
rosadas y sus perfumes penetrantes. Si a la mujer se le conquista con una flor, al hombre se le
domina con esta otra belleza de la naturaleza….y es difícil dejar de pensar cuando se ha conocido y
provoca desesperación por el tiempo perdido en que no hemos podido disfrutar de
las sensaciones que nos sugiere.
No puedo olvidar la primera vez
que te vi tumbada ante mí, desnuda y
abriste tus piernas para que pudiera conocer tu flor…era una tarde de primavera
y yo la miraba con curiosidad sin conseguir despegar mi mirada….pero en mi
recuerdo me lamento de no haber hecho lo que debería de ser inevitable ante ese
regalo….absorber su perfume y conocer el sabor más deseable que se puede
encontrar en este mundo, el que se esconde entre el abrazo de las piernas de
una mujer, el de los besos más húmedos…y quiero tocarte, olerte y que me llenes
la boca para calmar la sed más intensa que nunca he sentido.
Ahora me parece inevitable la dependencia enfermiza que siento tras conocer los
rincones de una mujer como tu…y no quiero curarme de ti…quiero seguir
deseándote siempre…tu mirada, tu sonrisa, tus formas sinuosas, tus perfumes,
tus sabores, tus perversas sugerencias de imaginación….eres un regalo de la
naturaleza y tú me has elegido para disfrutarlo….debes de comprender que
insista hasta cansarte por pensar siempre en lo mismo…en ti.
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